martes, 31 de julio de 2007

CCCV... Exlucifer666 "Las sandías del toreador" y Blanka-L "En Benidorm"

semana: 20-07-2007
tema: La sandía
ganadores: EXLUCIFER666, "Las sandías del toreador"
BLANKA-L, "En Benidorm"


o EXLUCIFER666
o
"LAS SANDÍAS DEL TOREADOR"
Era una fría mañana del mes de Octubre. Hacía un biruje como para imaginar langostinos congelados en el aire. La abuelita Canelita -adorable octogenaria y prejubilada inspectora de la Agencia Tributaria- en compañía de su fiel escudero Rodolfín -caracol con enorme parecido de perfil izquierdo con Rodolfo Valentino- se disponían a tomar un matutino baño en las gélidas aguas de una archiconocida playa del Atlántico Norte.

Para proteger su enclenque anatomía de las frías aguas oceánicas, la abuelita llevaba puesto el traje usado en su juventud, cuando formó parte del equipo nacional de equitación sincronizada submarina participante en los Juegos Olímpicos de Invierno de Honolulú 1.925. Después de realizar unos breves pero intensos estiramientos anaeróbico-broncodilatadores, la dulce ancianita y su compañero de torturas se adentraron en las plomizas aguas del Océano.

Pero el maquiavélico destino le tenía preparada a la dulce ancianita una difícil prueba: Su corazón, sumamente castigado por los duros contratiempos de inspecciones archivadas sin imposición de sanciones, no estaba en condiciones de soportar un agua tan gélida como aquélla. Por eso la abuelita Canelita no tuvo más remedio, para salvar su rocambolesca vida, que echar mano de su fiel escudero Rodolfín, asiéndolo fuertemente por el pescuezo. El sorprendido molusco, al sentir aquel peso muerto sobre su delicado ser comenzó a emitir estrepitosos alaridos de auxilio por su gasterópoda trompa.

Aquellos estridentes sonidos surcaron los helados aires matutinos, llegando hasta lo alto de la torre de salvamento marítimo, introduciéndose en las velludas orejas de David Jarseljof, también conocido en círculos taurinos como “Er niño del buga chulo”, en otros tiempos bombero-torero “horroris causa” por la Universidad de Varsovia y que, como consecuencia de las restricciones impuestas a nuestra Fiesta Nacional, tuvo que buscarse las habichuelas en otro trabajo donde pudiese amortizar su llamativo traje de luces.

“Er niño del buga chulo”, tras cerciorarse que su flamante traje de luces, con un estampado de sandías en flor que decoraba sugerentemente sus nalgas, se encontraba totalmente abotonado, se ató a sus plantígrados pies unas raquetas de paddel modelo Aznarín y se aprovisionó de un par de grandes sandías huecas que harían las veces de salvavidas anatómico-forense en su heroica intervención. Ataviado con la indumentaria mencionada y con una agilidad similar a la de la mona Chita en época de celo, el Jarseljolf descendió de la torre de salvamento anadeando, raudo y veloz, hacia los dominios del dios Poseidón.

Al llegar a la orilla, nuestro héroe de pacotilla cumplió escrupulosamente con la advertencia que en su más tierna infancia le había hecho su santa progenitora, evitando de esta forma la aparición del traicionero corte de digestión. Así, doblando el espinazo, “Er niño del buga chulo” introdujo su apéndice nasal en las frías aguas marinas, lanzándose, a continuación, de cabeza y dirigiéndose con un envidiable estilo natatorio hacia aquellos truculentos gritos.

La distancia desapareció y en un instante el Jarseljof llegó a la altura de Rodolfín, quien seguía emitiendo a los cuatro vientos histéricos espirridos de auxilio, mientras la octogenaria abuelita Canelita se mantenía en un estado cuasivegetativo aprehendida a la babosa cococha de su fiel escudero.

Esta dantesca situación exigía una rápida respuesta por parte del cavernícola cerebelo de “Er niño del buga chulo”. Tenía que conseguir liberar a aquel delicado ser del estrafalario monstruo marino que lo retenía. Para conseguir su objetivo optó por golpear reiteradamente el colodrillo de la captora con las sandías huecas que llevaba consigo. Tras ochenta y siete u ochenta y ocho guantazos consiguió desprender al tierno Rodolfín de las garras de su apresadora, y aprovechando la capacidad flotadora de su concha colocó al gasterópodo en posición decúbito supino, transportándolo delicadamente, hasta la orilla. Una vez allí, tras someterlo a un masaje en el cóccix y a un boca a trompa de primeros auxilios, consiguió que el molusco recuperase en sus mejillas el tono verde acelga habitual.

Y qué demonios pasó con…

DAVID JARSELJOF O “ER NIÑO DEL BUGA CHULO”: Por su heroico acto recibió toda clase de honores y distinciones, llegando a ser nombrado hijo predilecto de la C.H.U.C.C.H.A. (Confederación Hispano Ucraniana para la Conservación del Caracol Hermafrodita Adulto).

RODOLFÍN: Tras recuperarse del shock hipoglucémico provocado por la halitosis etílica de su salvador, decidió cambiarse de nombre, adoptando el de “Moisés” y dedicando el resto de sus días a divulgar la palabra del dios Poseidón por los cinco continentes.

LA ABUELITA CANELITA: Meses más tarde del luctuoso acontecimiento unos científicos descubrieron varado en las costas de Groenlandia lo que parecía ser el cuerpo vacío de un extraterrestre. Quien tuvo la ocasión de verlo lo describió como un traje de submarinista de la época de María Castaña con un par de grandes sandías por corbata.

SALUDOS DESDE EL AVERNO

25/07/2007, 13:33




o BLANKA-L
o
En Benidorm
En Benidorm, en el paseo de la playa, la gente iba y venía, el mar estaba de un azul profundo, y el sol picaba como oro derretido.
En medio del paseo había un puesto de sandías. Unas sandías grandes, gordas, hermosísimas... En particular una de ellas tenía un tamaño descomunal, su circunferencia era tan grande como una rueda de bicicleta. El del puesto le sacaba brillo con un paño y voceaba orgulloso: "La sandía más grande de Españaaaaaa¡¡¡¡¡¡¡"
Un joven se paró interesado. Era un chico italiano que habían contratado en un hotel de cinco estrellas para animar las veladas, y, cuando vio aquella sandía tan grande, se dijo: "´Se me está ocurriendo algo respecto a esta sandía. Con un `poo de suerte, esta noche no tendré que cantar".
Llamó al vendedor.
- ¿Cuánto pide por ella? - le dijo.
Y el vendedor se la pesó (veinte kilos), y ajustó el precio: cincuenta euros en total por aquella maravilla única, que luciría en su mesa y que pasaría a la posteridad familiar entre signos de admiración.
- Sí, ya, la posteridad - sonrió el joven poniendo los ciencuenta euros en las manos del chalán.
- ¿Se la calo? - dijo el hombre, y le hizo un agujero cuadrado en la cáscara y sacó el trozo colorado y jugosísimo.
El italiano se llevó el rico trozo a la boca.... y nada más que la pudo masticar una vez: tenía un sabor tan horroroso a fertilizantes raros que la tuvo que escupir al suelo. Tosió asustado, aquello sabía a veneno.
El vendedor se deshizo en excusas.
- Llévate otra, por favor - le dijo -. Jamás me había pasado nada como esto. Tan rica como parecía...
Pero el italiano entornó los bonitos ojos negros con astucia, y se negó.
- No me des otra. Quiero ésta. Tengo un plan.
Y cargó con la sandía transgénico-abonada y se marchó para el hotel silbando muy contento.
A la mañana siguiente, el italiano apareció otra vez en el paseo, con cara de pascuas. Se acercó al puesto de sandías.
- Buen hombre, ayer saqué un beneficio de cincuenta euros por aquella sandía que me vendió usted.
- Pero ¿cómo puede ser? ¿Qué hizo usted con ella? No se habrá intoxicado nadie...
- ¡Oh, no! La rifé. Vendí cincuenta papeletas a dos euros cada una, y así fue como tuve cien euros -le enseñó unos billetes y monedas-. Recuperé mi inversión y la doblé.
- Pero, pero... ¿Y qué le dijo el ganador de la rifa? ¡Se pondría hecho un basilisco!
- ¡Oh, sin duda! - contestó el jovencito sonriendo pues la escena había sido dura -. Pero es que al ganador le devolví sus dos euros.
Y silbando silbando, siguió camino adelante por el paseo de la playa de Benidorm.

25/07/2007, 23:51

CCCIV... Estresado "Es horrible no poder estar triste" y Blanka-L "Para Chandler"

semana: 13-07-2007
tema: EL LARGO ADIÓS
ganadores: ESTRESADO: "Es horrible no poder estar triste"
BLANKA-L: "Para Chandler"




o Estresado

ES HORRIBLE NO PODER ESTAR TRISTE.

A veces, sin proponértelo, la tristeza te abraza, te pule los labios, te baja el telón de la mirada. Y en ese instante no te explicas por qué no tendrás alas para comenzar a planear por el país de Nuncajamás y ver a tus pies que todo es insignificante. No sé; de vez en cuando se meten en el cuerpo una docena de duendes bromistas y te zarandean como a una patera. Desearías llegar al puerto de la tristeza como llegó Robinson a la isla desierta sin saber que Viernes y otros ya habían llegado antes que él.
Tuve esa sensación cuando abandoné Venecia. O quizá nunca estuve en Venecia o quizá nunca la abandoné. Da igual. Lo cierto es que vivo el largo, el interminable arrivederci de sus calles de agua, sus góndolas de colores y sus campanadas de bronce que caen sobre la plaza como si los moros fueran repartiendo el tiempo entre los visitantes, esta hora para ti y esta para ti y estos minutos para vosotros.
No es posible sentarse en el café Florián y no vivir el sufrimiento de no poder estar triste, de no beber una ración de melancolía junto con el capuccino espumoso; no es posible subrayar un momento de sublime felicidad con la tristeza más profunda. Miras a tu alrededor y no ves nada, sólo a Valentine, su nariz mínima, sus ojos achinados, dos almendritas, una a cada lado de la nariz, esos pómulos que se elevan en el desierto de su cara como dos dunas, y ese cuello clásico, de mármol de Carrara, que aguanta el templo de su frente y la melena indiscreta de sus pensamientos. Y el pájaro de su mano prisionero en la mía.
¿No es posible comprar un minuto de melancolía para subrayar hasta el infinito la felicidad total, oler el ungüento del amor, sentir la dentellada del deseo destructivo; las ansias de estar siempre en ese lugar, de transformarte en ese lugar?
Y mientras, lejano, oculto tras una pilastra, el altavoz canta con la punta de los dedos “My Funne Valentine”, estirando la trompeta de Chet Baker como quien saca con forceps la melancolía del bronce bruñido y desgastado.
Es horrible no poder estar triste, melancólico, abandonado, perdido. Es horrible no subrayar ciertos momentos con el dolor de la ausencia, con el largo vacío del adiós.
Es horrible, lo sé, lo he probado. Fue cuando estuve en Venecia en la plaza de san Marcos con Valentine. Lo recuerdo tan bien, fue tan cierto que ya no sé si es verdad o es todo un irresponsable y sumiso y larguísimo olvido.


Archivado en: Hablar de uno es un modo elegante de acultar la propia biografía.
16/07/2007, 10:01




o BLANKA-L
o
Re: TINTERO VIRTUAL CCCIV- Para Chandler
¿Cuántas veces voy a tener que matarte, muchacho? - Damiano Capulillo miraba con la boca abierta a su enemigo Jamontesco que se había arrancado el puñal que él le había hundido entre las costillas, hacía un ruido raro PFUIIIIII como si el aire que tragaba por la boca se le escapara por el agujerito... y de todas maneras se estaba levantanddo tan alto, grandullón y echando tantas pest4es por la boca como si nada le hubiera pasado.
- Por la Minerva Minesota, qué buenas son estas mallas recauchutadas¡¡¡¡ - sonrió Jamontesco, que bendecía el d34escubrimiento de las Américas y sus matojos caucheros desde lo más profundo de su corazón salvado - ¡Ahora verás, Capulillo! ¡Prepárate a reunirte con tus antepasados!
Y arremetió con su daguita corta recamada de topacios que había pasado de generación en generación de Jamontescos siempre con la finalidad de hundirse en carne Capulilla, aquellos enemigos fementidos, aquellos infames enemigos de todo lo sag5rado, de la República, de las muejres, y además, además, enemigos de siempre de la gens Jamontesca de bello escudo nobiliario.
Damiano Capulillo sabía que a su enorme enemigo sólo podía matarlo con mucha suerte, porque los Capulillos sienmpre se habían distinguido en inteligencia y en valor, mas no en largueza de cuerpo, y aquel Jamontesco en concreto era lo peor que había producirdo Verona a lo largo de cuatro siglos que llevaba la pendencia familiar. Cuartrocientos años de doncellas ligeras y jovencitos demasiado guapos habían dado a las dos familkias cuatrocientosmil motivos para que la pelea no cesara.... Pero esta tenía que cesar, porqu4e esta pelea era la única que le interesaba a Daminao Capulillo. Matar, o morir¡¡¡ Un golpe de suerte, es decir, un golpe bajo, para entenedernos, era su única ocación y buscó un hueco por debajo del cinto pneumático de su enemigo, y allí donde le pareció que había posibilidades, que había monteci8llo, allí hundió Damiano Capuleto su puñal de emergencias, este sin gemas preciosas pero con una hoja de acero de Albacete de diez centímetros.
AAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGGG ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
El maldito Jamontesco cayó como caen los Michelines: hacia dentro.
¡Por fin la larga tragedia había acabado! Una vez abolida la capacidad genésica del último de los Jamontescos, ya NUNCA habría otro Romeo. ¡No más Romeos! Felicidad para las chicas, y Capulillo sonrió imaginándose un mundo de chicas felices corriendo detrás de su fino cuerpecito y encantador bigote, una vez que no hubiera grandullón alternativo. Le pegó una patada al Michelín que se retorcía en el suelo.
El gigantón pateado sacó sus últimas fuerzas, apoyó las manazas en el suelo e imprimió un movimiento de giro a su cuerpo recauchutado y echó a rodar. Al mismo tiempo, mordió la pierna de su feliz enemigo.
GRRRRRRRR - rugió con la boca llena de pantorrilla (quería decir: ¡Tú te vienes conmigo!)
Y los dos se marcharon caller abajo rodando espantosqamente hasta que cayeron al río, donde ambos dos se ahogaron felizmente y así, despu´es de dcuatrocientos años, pudimos decir por fin el adiós definitivo, largo adiós, a la vieja historia veronesa que nos tenía el seso tan sorbido.



18/07/2007, 21:28

sábado, 28 de julio de 2007

CCCIII... Ritman "Leyenda"

semana: 6-7-2007
tema: Soy Leyenda
ganador: Ritman
título: LEYENDA

Cada colectividad organizada y cada grupo , organizado o no, tiene el justo derecho y la sana ambición de ser tan grande como sus leyendas.

Considerando eso,no éramos un gran ni sano grupo, aunque hubiera que considerar que estábamos en un bar ( de buena muerte, como Tubo decía, pero en un bar al fin y al cabo ) y que, a pesar de nuestras ínfulas filosóficas y literarias, al final íbamos allí,más que nada, por la cosa del humo y el alcohol, que es por lo que la gente indecente va a los bares.

Y la conversación.

Sin embargo nuestra leyenda, nuestra leyenda tan pequeña como nosotros, ridículos liliputienses, apenas saludaba con la cabeza, se iba a su rincón de la barra y pedía un cubalibre al grito de “¡Viva Castro!” Lo engullía de un trago y luego, más pausadamente, uno detrás de otro hasta veintinco más...en algunos casos.

Lo que oyen,amigos...Hasta veinticinco le hemos contabilizado en algunas tardes noches en las que nosotros, (sí,los pequeñitos, ya casi groggys al tercer gin-tonic), comentábamos con voces inestables la asombrosa sobriedad de aquel hombre después de siempre más de una docena de cubalibres que sabíamos generosamente cargados. Y tengo que decir que, más que por el mucho,por el buen y bien beber que tenía, acabó convirtiéndose en nuestro héroe y deseábamostodos los días verle llegar con una emoción cuasi adolescente .Lo cual, visto el lugar en donde tristemente tienen hoy día los adolescentes las euforias del alcohol ,no estaba mal traído.

Pero ya le dije que lo que admirábamos era su aguante. Y tampoco venía todos los días.- ¡Pero los que viene, carga!- apuntaba Steady, que era el encargado de llenarle el depósito y que cada vez que le veía traspasar la entrada se dirigía a nosotros con ojos cómplices y susurraba aquello de “ Y en esto llegó Fidel”.

Una vez hablamos con alguien que le conocía, un vecino de su barrio. Y nos enteró de algo sorprendente. El hombre- de acuerdo,vamos a llamarle Fidel- no tenía tan buena salud como aparentaba . Se estaba medicando para la tensión y el colesterol, padecía frecuentes colitis y parece ser que su sangre ( 6% de sangre en alcohol según nuestros exagerados cálculos) no circulaba todo lo bien que debiera.

¿Qué pasa entonces con nuestra leyenda? ¿Se estaba matando?¿Bebía para olvidar? ¿O tal vez para recordar, según de su grito se deducía, un pasado bermellón filocastrista?

Pasamos unos días bastante incómodos con nuestro mito.Porque un mito con diarrea, dígase lo que se diga, es como menos mito y pierde seguramente solidez. Con todo y con eso si hubiera desaparecido , si no le hubíeramos vuelto a ver desde ese día, e incluso,mucho mejor, si hubiera muerto, con lo mucho y bien que la muerte prematura conviene a una leyenda, el bueno de Fidel hubiera mantenido en nuestros corazones su alto status y aquel altar en nuestro recuerdo.

Lo que pasó es que, apenas unos días después de aquella revelación, nuestro hombre llegó, fue directamente a la barra, gritó su Viva Castro y pidió y consumió, uno tras otro, dieciseis botellines de agua mineral. Suficiente para colmar nuestro asombro, que, definitivamente desbordó el vaso al ver que con cada botellín pedía también un cuba libre. Y al tiempo que bebía su agua, con la otra mano iba vaciando el vaso de liquido marrón en la papelera.

Luego pagó y fuese. Y no hubo nada,más que idem,por la sorpresa Pero cuando la escena se repitió hasta tres veces más,en días alternos, al bueno de Steady, que tampoco es precisamente un dicharachero,le vinieron las ganas de comunicarse con el poco comunicativo cliente.

-No es que quiera meterme en su vida, señor. Usted me paga religiosamente...pero..¿por qué tira los cubatas?

El otro se lo dijo.

-El médico me ha prohibido ,radicalmente esta vez, el alcohol. Bajo pena de muerte, vamos. Como tantas veces. Sólo que esta vez he decidido hacerle caso.

-Ah...ah...-Steady estaba desconcertado- Eso explica lo del agua.Pero...¿pedir cubalibres para derramarlos en la papelera?

-Bueno-dijo el otro- Usted sabe lo que yo he sido . Usted mejor que nadie,pero en otros sitios también y en otros locales conocen mi aguante con la bebida.Ahora eso se acabó, ahora me ha pasado lo peor que puede pasarle a un mito...

Se quedó mirando al barman , esperando a que este completara la frase. Pero Steady no debía saber la respuesta porque la pregunta pasó a un invisible pivot que la reboteó hasta los labios húmedos de Fidel

- Sobrevivir a su propia leyenda. Por eso pidolos cubalibres, porque ahora me paseo por ahí arrastrando mi propia leyenda. Y cuando llego a las barras pido agua para mi y alcohol para ella,para mi leyenda y se la doy a beber en el lugar donde ella está,donde mi mito y mi fama han caído: la papelera.

Dicho lo cual nuestro mito , tambaleándose, ( iba a ser que le embriagaba el agua) caminó hacia la puerta y desapareció para siempre con un andar tan débil y cascado como el que creo recordar también tenía por aquellas fechas su admirado Fidel, aquel al que siempre daba vivas incluso ahora que había llegado a ser,como él, una leyenda muerta.

fgm
10/07/2007, 23:36

martes, 24 de julio de 2007

CCCII... Incuus "Rusia fue el culpable"

semana: 29-6-2007
tema: Homenaje a Jan Neruda, El Parque
ganador: Incuus
título: Rusia fue culpable


No me busques. No me esperes. No trates de averiguar dónde me he ido. Si te marchas a esa guerra no vuelvas nunca.
Eso le había dicho ella cuando decidió alistarse en la División Azul, al son de aquella acusación: Rusia es culpable.
Anselmo Bariles no era adepto al régimen, ni creía que el gran oso comunista tuviese que pagar con su propia sangre los sufrimientos de Espa a, el oro esquilmado ni la amenaza soviética sobre el mundo libre. A Anselmo le daba igual, pero después de leer Miguel Strogoff quería ir a Rusia con tanta y tan desesperada vehemencia como el que está dispuesto a irse a remo el caribe después de leer la isla del tesoro. Los libros pueden ser una gran obsesión, sobre todo para el que sólo ha leído uno.
Y se fue a Rusia. Le dijo a Pilar que los que se van a las guerra rara vez vuelven y más a una tan grande como aquella, que convertía la de Espa a en una ri a de cuatreros. Y en el improbable caso de que volviese, no la buscaría, ni la esperaría, ni trataría de averiguar qué fue de ella. Pero la esperaría todos los días a las tres de la tarde en el parque de la Condesa. Por si era ella la que quería encontrarlo.
No es este el momento de contar lo que hizo Anselmo en Rusia, ni lo que sufrió en el lago Ilmen, ni si encontró el país como lo había imaginado con los ojos, a veces ciegos, del correo del zar. Lo cierto es que volvió, y que regresó con las manos vacías y la memoria llena de horror y de esa especial grandeza de los supervivientes que se preguntan qué han hecho ellos para seguir viviendo mientras tantos otros quedaron atrás.
Volvió y ella no estaba.
Anselmo cumplió su palabra y no la buscó. No preguntó si se había casado, o se había marchado a vivir a otra parte. Un día, en un momento de debilidad, pasó por delante de su casa y volvió la vista hacia la ventana. No había luz, ni cortinas. Sólo un cartel anunciando la venta del piso.
Nadie sabe si Anselmo lloró o no, porque aquella tarde llovía a mares y eran decenas, casi cientos, las gotas que corrían por su cara.
Lo que supo todo el mundo, la ciudad entera, fue que Anselmo cumplió su palabra durante cuarenta y nueve a os, acudiendo al parque de la Condesa, a las tres de la tarde, a esperarla durante media hora en el mismo banco donde se despidieron.
Lo supieron los empleados municipales, que lo saludaban a diario y casoi le pidieron disculpas cuando renovaron re mobiliario urbano y cambiaron el banco de siempre por otro flamante, del mismo color.
Lo supieron los obreros que renovaron el parque en el setenta y dos, y le permitieron entrar a pesar del cierra, para que siguiese cumpliendo su promesa.
Lo supo Pilar, que no llegó a casarse con otro, y se mudo a vivir frente al parque para poder ver a Anselmo, cada día, a las tres de la tarde, esperándola junto al banco. No bajó nunca, pero jamás dejó de asomarse a la venta de su quinto piso para verlo y dudar si un hombre así no tendría sus razones para ir a la guerra. Las mismas quizás que seguía teniendo para estar siempre de guardia, en su parque, en su banco.
Ella no se creyó menos que Rusia, ni menos que el zar, ni que Strogoff y lo dejó hacer.
No fue un duelo, ni un castigo: sólo la última forma de comprenderlo.


04/07/2007, 6:51