viernes, 11 de mayo de 2007

294... EXLUCIFER666 "El doctor Patoso y Mr. Gardel"

semana: 4-5-07
tema: Doble personalidad
ganador: EXLUCIFER666
título: “EL DOCTOR PATOSO Y MR. GARDEL”


El patoso de Pat Oso y Salazar y la bella Gertrudis Iturralde Guimaraes se habían conocido meses atrás cuando el primero, tras tropezar en el andén del tren había incrustado sus conejunos incisivos en los nuevos zapatos de cachemira de la segunda. Es curioso como una visita al zapatero de guardia y a un ortodoncista jubilado pueden unir tanto, pero lo cierto es que al cabo de unas semanas ya tenían fijada fecha para su boda religiosa. Por fin la bella Gertrudis haría realidad el sueño que le había perseguido desde su más tierna infancia: bailar un tango, a los acordes del “Borriquito como tú” el de día de su boda y, a ser posible, con su esposo.
Aunque al patoso de Pat Oso no le atraía nada aquello del bailoteo, ya que tenía los pies más planos que el encefalograma de una mortadela de pavo, lo cierto es que como bien dice el sabio refranero español “Más tiran dos ... que dos carretas”, así que terminó por sucumbir a los deseos de su amada y se matriculó en una “Escuela de bailes de salón, populares, modernos y subacuáticos”. Dicho establecimiento contaba con un gran prestigio entre los miembros más insignes de la farándula y era regentado por un otrora tanguero de fama internacional de nombre artístico “El pibe de las pardelas”, por su pasmosa facilidad para imitar, mientras bailaba el tango, el graznido de tales aves con la única ayuda de la cuenca de su ombligo.
Ya desde los primeros pasos que el patoso de Pat Oso dio a los compases del “El Lago de los Cisnes” el avispado profesor advirtió la enorme “cruz” que le había tocado cargar sobre sus enclenques hombros. Y, con la característica suavidad y tacto latinoamericanos le dijo:
-¿Qué pasa con vos, boludo?, ¡Tenés menos ritmo que las bragas de mi vieja!, ¡La piba no es pa pisála!, ¡No pisála!, ¡Acompañála!, ¡Acompañála!...
Pero todo cambió cuando el patoso de Pat Oso comenzó a practicar el tango. Fue en ese momento cuando “El pibe de las pardelas”, que perdía más aceite que el coche de Colombo, quedó prendado con su movimiento pélvico y no pudo más que, mientras se arrojaba a sus brazos, gritar a los cuatro vientos: ¡Pendejo!, ¡Que grande el enano!, ¡Vos sos mi Gardel!, ¡Éste.... todavía me tiemblan las cani”ll”as con semejante movimiento!, ¡Repetílo!, ¡Repetílo!
Lo último que se supo de ellos es que en una oscura noche se fugaron de la ciudad. Montaron un espectáculo de tango sobre hielo conocido como “El plantígrado Gardel y la piba de las pardelas” que fue representado en los principales cruceros de lujo que surcaron los mares del Sur.
Por lo que se refiere a la bella Gertrudis por fin hizo su sueño realidad. Cansada de esperar ante el altar al hombre de su vida, asió por la pechera al fornido cura del barrio y se marcaron un maravilloso tango a los acordes del “Borriquito como tú”. Hay quien dice que tras aquello el pueblo quedó sin cura, y la bella Gertrudis y su nuevo amor montaron un espectáculo musical conocido como “La bella y el bestia”, donde bailaban tango hasta el amanecer.

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