viernes, 28 de septiembre de 2007

CCCIX... Blanka_L "Espejismo"

semana: 24-08-2007
tema: La casa de los espejos
ganador: Blanka_L
título: "Espejismo"


El cabo Jean Farroux, medio muerto de sed y de insolación, entró en la fresca casa en ruinas y suspiró de alivio. Soltó la mochila y el fusil de chispa. Se oía agua cayendo en algún sitio y Farroux se relamió el polvo de los labios y pasó más adentro.

Un ala de la casa se había derrumbado y lo demás estaba lleno de cascotes de yeso. Los techos y las paredes habían sido de estuco pintado, los suelos de mosaico. Una casa rica abandonada en tiempos de... ¿de su abuela? Le tiró unas piedras a las ratas y siguió adelante por el sitio que encontró más despejado.

El jardín era una masa de zarzas, el pozo estaba seco, las columnas caídas. Había una estatuilla que le apuntaba con su roído dedo de mármol; estaba sin cabeza pero seguro que, de tenerla, se estaría riendo de él.

Llegó a una puerta que sorprendentemente se abrió sólo con tocarla, tan suave como si estuviera en uso. Allí había una sala profunda que, hasta donde llegaba la claridad de la puerta, estaba conservada. Tenía repisas de piedra, un frontal de azulejos... Una cocina vacía.

Entró. Allí el agua se oía muy cerca, un chorro que salpicaba en su pileta. Se sentía el frescor.

—¡Agua! —gritó muy contento. Y el eco le contestó lo mismo.

Pero una voz de mujer dijo muy bajito:

—¡No me toques!

Se volvió en redondo.

Colgado en la pared de la cocina se veía el espejo más grande y más ricamente adornado y dorado que hubiese podido estar nunca en el mejor de los salones, y en él se abría una escena llena de luz: Una chica muy guapa colocaba fruta en una mesa donde reposaba un banquete estupendo, bandejas humeantes como si las fueran a servir ya mismo.

La chica se llevó el dedo a los labios.

—Chssssst. ¡No me toques! —susurró.

Jean Farroux se quedó pasmado. El espejo parecía reflejar la misma cocina en la que se encontraba, pero viva, como cien años antes, como si la casa estuviera habitada. Las ventanas estaban abiertas, la mesa tenía mantel, los estantes platos de colores y las alacenas sus tarros y botellas de cristal. Todo limpio y alegre.

Se veía una pila honda donde caía un chorro de agua continuo por un caño de metal. Jean Farroux miró a su espalda... y descubrió la misma pila pero seca y llena de telarañas. Escuchó, se dio cuenta de que sólo era dentro del espejo donde sonaba el agua.

Todo lo que en la casa era soledad y ruina, en el espejo era vida. La chica sólo estaba en el espejo.

—¡Ay! —suspiró ella. Era una rubia como un melocotón. Cogió una bandeja, y se dirigió a una puerta al fondo haciendo señas a Jean para que la siguiera.

El joven localizó la misma puerta de roble, que existía de verdad a su espalda, al otro lado de la cocina, aunque en la realidad, fuera del espejo, era un madero roñoso y agrietado. Salieron a un pasillo que sólo recibía la luz que brotaba de otro espejo dorado. En él, la chica le sonreía con su bandeja:

—¡Ven!

Y lo condujo a un comedor vacío, que en su correspondiente espejo luminoso se veía fresco y con la mesa puesta.

Enseguida vio entrar una familia, padres, viejos y niños, que comieron y bebieron en el espejo sin que el soldado pudiera disfrutar de una miga ni de una sola gota de nada. Parecía que ni siquiera le veían. Él estaba en la oscuridad, ellos en la luz del espejo. ¿Qué era aquello? Se encontraba muy mal, tenía fiebre. La maligna criadita recogía los platos y le sonreía. Ella sí le veía. ¿Por qué le había llevado allí, si no le iba a dar nada?

—¡Oh! —la chica hizo un mohín decidido, cogió una copa, virtió agua, se la llevó a los labios y se la bebió.

—¡Ah! —y chasqueó la lengua con delicia. Le caía una gotita por la linda barbilla.

Jean Farroux, temblando de fiebre, extendió la mano.

—¡No me toques! —le advirtió ella frunciendo el ceño.

Jean no la oyó.

—¡NO! —gritó horrorizada cuando él puso los dedos en el espejo, encima de su boca húmeda.

Y algo espantoso ocurrió. El espejo se rajó de parte a parte, la chica se esfumó, se oyó un trueno, la luz desapareció, los cimientos de la casa temblaron de espanto... y empezó a caer la lluvia, una tormenta tremenda, un agua limpia que él se pudo beber por fin.


28/08/2007, 22:40

No hay comentarios: